sábado, 21 de mayo de 2016

Crónicas del deterioro

    Por Alberto P. Rosso*
Los problemas en la agropecuaria nunca son suficientes. Todo hacía pensar que entre el clima y los mercados la cuota anual estaba cubierta, pero no, seguimos con agenda abierta. Hace unos días, previo al desastre climático, una institución de extensión (el Instituto Plan Agropecuario) planteó —y con bastante énfasis— que “es buen momento para invertir”, argumentando que el poder de canje de los productos ganaderos tiene buena capacidad de compra.
Si bien es cierto que los momentos de expansión ganadera están relacionados históricamente con momentos en donde el poder de intercambio es manifiesto, el actual, precisamente no es uno de ellos. Para que exista capacidad de inversión deben darse condiciones relacionadas al negocio y su ambiente, condiciones que no se están procesando en la actualidad.
Que el precio de un kilo de ternero pueda remunerar más litros de gas oil o más kilos de fertilizante que un año atrás, no es suficiente argumento para invertir y menos para inferir renta. Esta es una manera simplista y equívoca de ver el negocio, que muchas veces es utilizada por vendedores de insumos para justificar su compra; pero es imperdonable que una institución de extensión promueva la inversión utilizando este criterio.
Adicionalmente, que una unidad de producto pueda comprar más unidades de insumos no permite prever que exista rentabilidad en ese proceso, por la enorme cantidad de variables que entran en juego. ¿Qué habría que pensar si se diera lo contrario? ¿Abandonar la explotación? Si el mensaje pretendía evitar el desaliento de los productores ante la difícil situación actual,  bastaba con decirlo. Cuando no se tiene claro que hacer o decir lo mejor es el silencio.  
Por si fuera poco, casi al mismo tiempo que la anterior institución, un integrante de la Junta Directiva del Instituto Nacional de Carnes, de manera ligera —e infeliz— auguró en un programa de radio que en el corto plazo “los novillos cotizarían entre US$ 3,40 y US$ 3,50 el kilo carcasa”.
Nuevamente, se trata de una opinión irresponsable que no tiene contrafuerte. En el Uruguay por suerte todos podemos opinar; lo que no se debería, es siendo directivo de una institución con fines públicos, largar alegremente un dato sin respetar la investidura. Lo que menos importa es que en vez de cotizar a US$ 3,50, los novillos cotizan a 2,70 (precio de referencia del mercado, en la semana al 7 de mayo, cuando se escribió dicho artículo), ¿poquita la diferencia no? La opinión personal corre a riesgo de cada uno; el problema no es el error y su magnitud, el verdadero problema es en manos de quien estamos los productores ganaderos.
En lo que va del año ya son cuatro los productores rurales asesinados por manos de sus empleados. El motivo no interesa, puesto que cualquiera fuese la discusión, no se justifica que termine con un disparo o una puñalada. Es cierto que en los últimos años hemos presenciado el deterioro en todo orden, pero sobretodo hemos atestiguado el deterioro social de nuestra campaña, cuesta creer lo que está sucediendo.
No por predecible debemos pasar por alto esta situación. Ya no se trata de abigeato, sino de un fenómeno más grave aún, propio de un país que ha crecido en algunos indicadores pero no se ha desarrollado. Algunos optimistas lo llamaran dolores del crecimiento, pero la realidad está basada en la imprevisión, el descontrol y la falta de motivación moral.
*El autor es ingeniero agrónomo, productor y consultor privado.
Publicado por tardaguilaagromercados.